Los sistemas convencionales de alarma de incendio, como el detector de humos, trabajan por zonas. Su capacidad viene delimitada por el propio fabricante, de 1 a 100 zonas, definidas como la línea de cableado donde se instalan los dispositivos de acción en área o piso. Algunos tienen la capacidad de ampliar estas zonas, permitiendo este el aumento por medio de módulos de expansión. Esto posibilita el incremento del sistema tanto en cantidad de zonas de iniciación como de indicación. El detector de humos emite una señal acústica al detectar la presencia de indicios de incendios como aviso al peligro. Estos sistemas están destinados a espacios diáfanos en donde, de forma rápida, se puede identificar la zona en la que se está produciendo el fuego.
Los componentes básicos de los sistemas convencionales son:
- Central de incendios: es la central de control que recibe la señal de los dispositivos de detección y control, tomando las decisiones correspondientes según la programación que se haya establecido. Estas centrales están diseñadas conforme a la normativa europea EN 54 con idea de monitorear todos los elementos del sistema y activar sistemas y maniobras.
- Detector de incendios: es un elemento sensible a los fenómenos del fuego, es decir, las llamas, humo, gases de combustión o aumento de temperatura.
- Pulsador de alarma: se trata de un elemento de detección manual colocado para ser pulsado por una persona si ésta se da cuenta de un incendio.
- Sistema de señalización de alarma: este sistema informa mediante alarma acústica u óptica a las personas que están en peligro por incendio.